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Etiquetado Responsable

En octubre de 2020, el senado de nuestro país aprobó con amplia mayoría la norma que establece la colocación de una serie de sellos frontales en los envases de alimentos con altos contenidos de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas totales y calorías.

Se trata de una iniciativa que apuesta por la alimentación saludable a través de la posibilidad de que los consumidores tengan información nutricional simple y comprensible a la hora de elegir, obligando a que los productos de consumo alimenticio destaquen en sus etiquetas frontales los excesos en materias cuyo consumo sostenido puede afectar a la salud.

La propuesta consiste en identificar con un sistema de octógonos negros como parte del etiquetado frontal de los productos, los excesos de esos componentes tanto en alimentos como en bebidas sin alcohol y alcanzaría a toda la cadena, desde la fabricación hasta la comercialización e importación.

De esta forma, aquellos productos que superen los valores establecidos por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por instrucción de las autoridades sanitarias nacionales deberán incluir de manera clara en el frente de su empaquetado las siguientes cinco posibles leyendas: “exceso en azúcares”, “exceso en sodio”, “exceso en grasas saturadas”, “exceso en grasas totales” y “exceso en calorías”.

Además, el proyecto, establece severas restricciones a la publicidad y forma de presentación de esos alimentos como, por ejemplo, la prohibición de campañas publicitarias infantiles de alimentos con excesos, el impedimento de dar premios, sorpresas o usar personas famosas para su difusión, y la prohibición de su venta en instituciones educativas.

En países de la región como Chile, Uruguay, Perú, México, Ecuador y recientemente Brasil este sistema ya existe o está en análisis. Y en Argentina, según la encuesta nacional realizada por Quiddity, 9 de cada 10 argentinos consideran muy o bastante importante que exista una ley de etiquetado de alimentos.

El consumo responsable de azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y también de edulcorantes y de cafeína es muy importante porque tiene que ver con la prevención de enfermedades no transmisibles, como puede ser la diabetes, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares. Y no contamos con un real acceso a una alimentación saludable si no contamos con un real acceso a la información sobre qué es lo que estamos consumiendo.

En Argentina el consumo de alimentos ultraprocesados está en un promedio de 184 kilos por habitante por año, un número muy elevado al igual que el de gaseosas, que es de 131 litros por habitante por año. Además nuestro país tiene una altísima prevalencia de malnutrición por exceso. Más de la mitad de la población padece de sobrepeso. Esto empieza en edades tempranas. Casi el 14% de los chicos menores de 6 años tienen exceso de peso, lo cual marca un inicio muy temprano de la problemática. En escolares esta cifra sube al 41% y en población adulta casi al 70%. Cuando se unen todos estos datos resulta que 25 millones de argentinos en definitiva tienen problemas de exceso de peso.

Es por esto que es muy importante contar con esta información porque está comprobado que, bajando el consumo de ese tipo de productos, que teniendo la información sobre lo que consumimos y pudiendo elegir opciones más saludables vamos a poder disminuir la prevalencia de estas enfermedades y poder tener no solo una mejor alimentación, sino también un mejor estado de salud integral.

La aprobación de este proyecto es super necesaria y urgente, ya que garantiza un derecho tan básico como es la alimentación saludable.

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