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No importa como lo sientas mientras sea amor

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Celebramos el orgullo, pero ¿orgullo de qué? Orgullo de caminar por la calle en libertad, de poder disfrutar con nuestra pareja el presente y continuar una vida de la que somos dueños. Hoy es el día del orgullo LGBT y es algo que todos tenemos que celebrar.

Cuando hablamos de orgullo varias cosas se ponen en juego. No podemos pensar el Orgullo LGBT como una idea limitada únicamente a un grupo según su orientación sexual. En principio el mismo movimiento reconoce matices a su interior donde involucra el género autopercibido, la identidad biológica y las distintas formas de atracción.

Pensemos el Orgullo LGBT como aquella herramienta que tenemos para deconstruirnos como sociedad. Para poder pensar sin ataduras ni prejuicios acerca de nuestro pasado, presente y futuro. Deconstruir nuestro género nos permite desarrollarnos sin prejuicios y sin miedos. Extender nuestro ingenio más allá de sus fronteras.

Buenos Aires es una ciudad amplia e inclusiva y es motivo de orgullo para el colectivo LGBT. Sin embargo, necesitamos dar un paso más en la construcción de una cultura más inclusiva. Celebro la existencia de una legislación que garantice y proteja los derechos de estas minorías, de todas formas, de nada sirven cuando la sociedad carece de la predisposición para abrazar estas consignas.

Políticas como el matrimonio igualitario, el aborto legal, baños sin género, la movilización por el orgullo gay son pasos en la dirección correcta. Poder realizar estas acciones en un marco de paz y respeto se vuelve fundamental. Por supuesto no van a faltar voces que rechacen estas posturas, que exijan la exaltación de las relaciones heterosexuales o que desprecien aquellas relaciones que ellos entiendan como “anormales”. A ellos les digo ¿Qué es lo normal? El ser humano en tanto ser falible dista en su naturaleza de cualquier normalidad. Esa creatividad propia del género humano hace imposible crear categorías donde ordenarnos. Aquellos que buscan la “normatividad” no hacen más que atentar contra la naturaleza de todos los varones y mujeres, incluso, la propia.

Una mayor presencia del Estado con una lógica inclusiva y aperturista es la única política que sirve efectivamente para poner fin a la discriminación y a las desigualdades. Un Estado que piense en las necesidades de todos y que las satisfaga a partir de políticas y derechos concretos, no de gestos inertes y vacíos.

Por todo esto celebramos. De todo esto estamos orgullosos. Celebramos lo distinto, lo inherentemente humano. Solo unidos en la diversidad podemos construir un futuro para todos.

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