Dos claves para reconstruir la seguridad

Leandro Alcaraz, el chófer de colectivo de la línea 620 asesinado mientras trabajaba, no tendrá un descanso en paz hasta que haya justicia. Quiero extenderle mi más sentido pésame a su familia, amigos y colegas que atraviesan este duro momento, como también quiero expresar mi solidaridad con los trabajadores del transporte y todos los argentinos que nos exponemos al peligro de la inseguridad y la violencia.

El caso de Leandro Alcaraz no es aislado. Se inscribe en una escalada de violencia delictiva donde nosotros como sociedad hemos dado lugar al dominio de la agresión. Está de más decir que espero que la justicia actúe: encontrando y juzgando a los responsables. Es en la justicia en donde depósito toda mi confianza.

El abandono del Estado es un gran causante de la inseguridad. La falta de fuerza pública, el difícil acceso al transporte, la ausencia de iluminación, la falta de cloacas, el terrible estado de zonas verdes pone de manifiesto dos cosas: la ausencia de un Estado que debería estar presente y la desigualdad que genera su ausencia.

Ciertamente, el crecimiento de la violencia no cae del cielo. Esta es producto de la falta de seguridad y la falta de confianza que tenemos ante las fuerzas que la brindan. La solución corre por una doble vía: el mejor accionar de las fuerzas de seguridad y la confianza recíproca entre estas y las comunidades. El compromiso de los vecinos con las fuerzas de seguridad funciona como un mecanismo de control activo de las mismas. Las inscriben en una realidad, las ponen en contacto con las personas que deben proteger y crea lazos de solidaridad y reciprocidad que dificultan la ineficiencia, inoperancia y la corrupción.

La inseguridad es una de las deudas que tiene nuestra democracia ¿Como podemos pensarnos como ciudadanos plenos y activos si nuestros bienes y nuestra integridad física están constantemente amenazados? Políticas públicas y gestión son dos elementos que deberían ir de la mano pero que en nuestro país están disociados. Las políticas deben darse de forma homogénea y sin distinción del gobierno de turno y la gestión es la forma en que esta política es llevada a cabo, la extensión que tiene y la transformación a la que va asociada.

Lo que le ocurrió a Leandro Alcaraz podría haberle pasado a cualquiera. Todos los elementos para una tragedia estaban presentes y pudo haberse hecho de todo para evitarla. La ausencia de políticas públicas y gestión fueron determinantes para que la tragedia tuviese lugar. La desidia de la clase política es la principal responsable por lo ocurrido.

En la actualidad los Estados hoy tienen mayor presupuesto por habitante que en tiempos pasados, sin embargo esto no repercute en un mejor acceso a la salud, a la educación o a la construcción de la equidad necesaria. La profundización de un Estado policial no es ni puede ser la solución a nuestros problemas en materia de seguridad. Solo con un Estado al servicio de la ciudadanía podremos empezar a vislumbrar la vía a una sociedad más justa e igualitaria.

La apuesta es doble y va de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Debemos recuperar la confianza en el otro, sobre todo en las fuerzas de seguridad, y desde el gobierno debe haber un compromiso concreto con la seguridad de los ciudadanos.

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