Cambio climático

Cambio climático

Hoy, como cada año, celebramos el Día Mundial contra el cambio climático. En esta oportunidad, me encuentra sumergido en hondas reflexiones, frente a un contexto nacional complejo y con un escenario global completamente inmerso en el motivo de esta celebración.

El cambio climático es la gran amenaza de nuestra era. Hasta el momento los países afrontaban diversas crisis, con diferentes matices según cada nación, pero ninguna de ellas amenazaba a la totalidad del planeta en términos de supervivencia de la humanidad y también del resto la vida planetaria, como consecuencia del accionar de una sola especie, la humana.

Pero antes de avanzar en estas reflexiones, considero que es preciso repasar algunos conceptos que permitirán también comprender un poco más en profundidad el complejo punto de inflexión en el que nos encontramos.

Lo que denominamos “cambio climático” es la variación del clima y la temperatura en el planeta debido a un sinfín de procesos naturales, pero que debido a las actividades humanas se ha acelerado de forma alarmante y, obviamente, desconectada de todo tipo de equilibrio natural. Las actividades industriales y la generación de energía a partir de combustibles fósiles, la deforestación, la sobreexplotación del suelo junto a los monocultivos y la ganadería intensiva son solo algunos de los factores que han propiciado una excesiva generación de gases de efecto invernadero, lo cual deriva en el calentamiento global y la convergencia de esos procesos hacia un punto de no retorno. Este no retorno hace referencia al desencadenamiento impredecible de fenómenos naturales extremos y al aumento en la frecuencia de sequias, inundaciones, olas de calor, perdida de territorios fértiles, migraciones masivas de poblaciones golpeadas por estos fenómenos, y un gran número de desafíos que se desprenderán de estos sucesos.

Nuestro país, al igual que otras naciones, suscribió al Acuerdo de París como medida internacional para contener el incremento de la temperatura global, para que la misma no supere los 1,5°C por encima de los niveles pre-industriales para este siglo. Sin embargo y como mencione en notas anteriores, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y cientos de organizaciones científicas del mundo nos vienen advirtiendo sobre las dificultades para no superar esas cifras y, además, el hecho de que otros factores podrían incidir y generar el desequilibrio antes de lo esperado e incluso si las temperaturas no superan esos niveles, lo cual redundará en el comienzo del colapso ambiental.

Todo esto me conduce a preguntarme cómo será el futuro de las generaciones venideras, incluso con los actuales niveles de emisiones y sin lograr los tan necesarios cambios estructurales y socioambientales que debemos realizar. Al pensar en ello, el escenario no resulta muy alentador: La ciencia y las organizaciones internacionales afirman que para el 2050, 24 millones niños sufrirán desnutrición debido a la crisis climática y la pérdida de suelos cultivables, los movimientos poblacionales y conflictos sociales; cabe destacar que para esa misma década se espera que 140 millones de personas en el planeta migren por la crisis. Lo mismo ocurrirá con el agua, dado que se estima que para el 2040,1 de cada 4 niños esté expuesto a escasez hídrica debido al aumento de temperaturas y la agudización de los procesos de sequía. Y estos son solo algunos de los datos pronosticados, los cuales componen un gran listado de angustias y temores.

Resulta claro que el porvenir es desafiante para todos los estados de nuestro mundo. Y es ahí donde el compromiso político y de todo el arco de la sociedad se torna fundamental: No hay manera de hacer frente a la peor de las crisis que verá la humanidad, y a sus efectos ya hoy visibles, sin un compromiso real y profundo de llevar adelante las transformaciones que permitirán contener los efectos del cambio climático y los daños que sufre y sufrirá la población y la diversidad biológica que nos rodea. Estos cambios son los que nos permitirán crear sosteniblidad para las generaciones futuras e incluso los jóvenes de hoy. 

Por otro lado, esta misma semana transcurrió en nuestra ciudad la Cumbre Mundial de Alcaldes de C40, donde delegados, líderes y jóvenes de más de 100 ciudades se reunieron para asumir compromisos de cara al cambio climático a partir de tres ejes : recuperación verde justa e inclusiva, ciudades del bienestar y financiamiento verde. Estos espacios son fundamentales por todo lo que hemos repasado hasta esta parte: La crisis climática es global y macro, pero presentará facetas diferentes según cada territorio y cada punto del globo, lo mismo que cada estado deberá afrontarla con las herramientas que dispone.  En el caso de Argentina esto se suma a los apremios económicos y sociales que hace décadas vienen siendo arrastrados sin ser solucionados de fondo y que funcionan como salvoconducto para postergar una discusión que es transversal a todo esto, como es lo socioambiental : Encontrar nuevas formas de producir y consumir, virar hacia formas menos disruptivas de relacionarnos con nuestro entorno, la correcta valoración y ponderación de los indicadores biofísicos que intervienen en nuestros actividades y el enorme cambio de paradigma cultural que esto demanda.

Como última reflexión, me resulta importante señalar que de ninguna manera este futuro tan inhóspito debe sumergirnos en el pánico y la inacción. Son muchas las medidas que debemos tomar en este mismo acto, sin esperar ni un minuto más y que nos permiten avanzar hacia una realidad más justa y equilibrada: El cumplimiento de nuestra normativa ambiental vigente, de los presupuestos mínimos para el cuidado y la preservación de nuestros recursos naturales y ecosistemas, la aprobación de una ley de humedales y el accionar urgente para frenar el ecocidio en nuestros territorios, son solo algunos de las acciones que no pueden esperar más. Lo mínimo que demandan los ciudadanos y ciudadanas de sus representantes en estos momentos son acuerdos verdaderos, sostenidos en el tiempo y que estén a la altura de las circunstancias. 

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